Jesús cae por primera vez

(De "Oraciones para rezar por la calle" por Michel Quoist)

Jesús le dijo (a Pedro y a su hermano Andrés): «Venid en pos de Mí, y os haré pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron (Mc 1,16-17).

Jesús les respondió (a Juan y a Santiago): «¿Podéis beber el cáliz que Yo he de beber o ser bautizados con el bautismo con que Yo he de ser bautizado?» Le contestaron: «Sí que podemos» (Mc 10,38-39).

Tomando consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir temor y angustia... Vino y los encontró dormidos, y dijo a Pedro: «Simón, ¿duermes? No has podido velar una hora?» (Mc 14,33.37).

Ha caído.
Un momento se le vio tambalearse como un borracho.
Al fin, se desplomó.
Dios ha mordido el polvo.

También yo, Señor, confiado salí en tu seguimiento.
Y heme aquí caído.
¡Y yo que creía haberme dado a Ti definitivamente!
Pero he visto una flor en un sendero y te he dejado, he dejado la embarazosa cruz, y heme aquí fuera del camino, enriquecido con unos pocos pétalos marchitos y con la soledad.

Y pasan los demás por el camino, Señor, rotos, agotados,
y se preparan más cruces, más espaldas se curvan, y yo ya no estoy allí para luchar contra el mal y ayudar a los hombres a arrastrar su fardo, yo estoy fuera del camino.

Señor, dame no solamente el salir en tu seguimiento, sino también el mantenerme en él.
Evítame estas faltas por sorpresa que me dejan atontado y vacío, lejos de tus canteras donde se construye el Mundo.