Himno de la Liturgia de las Horas
Siempre es hora de la gracia,
¡despierte el alma dormida!
Los cangilones del sueño
van hurtando el agua viva
en la noria de las horas,
de las noches y los días.
Peldaños de eternidad
me ofrece el tiempo en su huída,
sí, ascendiendo paso a paso,
lleno mis manos vacías.
Sólo el tiempo se redime,
quitándole su malicia.
Como una sombra se esfuma
del hombre vano los días,
pero uno solo ante Dios
cuenta mil años de espigas.
"Tus años no morirán",
leo en la Sagrada Biblia:
lo bueno y noble perdura
eternizado en la dicha.
Sembraré, mientras es tiempo,
aunque me cueste fatigas.
Al Padre, al Hijo, al Espíritu
alabe toda mi vida:
El rosario de las horas,
de las noches y los días.
Amén.