(De la poetisa argentina Marilina Rébora (1919-1999))
No dudes un segundo, si de obrar bien se trata,
pese a tu sacrificio o, apenas, tu molestia;
termina con tu abulia y el egoísmo que ata;
deja a tu vanidad transformarse en modestia.
No pienses que quien roba, quien calumnia o quien mata
no tiene redención, porque es o nació bestia;
acuérdate de Dios que todo lo aquilata:
puedes tú pecar más, tal vez, por inmodestia.
Amor al semejante -acción y pensamiento-,
si hacer bien es piadoso, la idea ha de ser pura,
pues no lo que se ve, suele ser lo más digno.
Alabanza merece la palabra de aliento,
pero el alma que otorga, sin límites, ternura
ha de ser señalada con sacrosanto signo.