avance como un río entre la niebla
hasta llegar a Ti, Dios de los hombres,
donde las almas de los muertos velan.
Los cuerpos de los tristes que cayeron
helados y terribles me rodean;
como muros encauzan mis orillas,
pero tengo desiertas mis riberas.
Yo no sé dónde estás, pero te busco,
en la noche te busco y mi alma sueña.
Por los que ya no están sé que Tú existes
y por ellos mis aguas te desean.
Y sé que, como un mar, a todos bañas;
que las almas de todos Tú reflejas,
y que a Ti llegaré cuando mis aguas
den al mar de tus aguas verdaderas.