A la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora

(De Tomás de la Vega (s. XVII))
A una imagen de la Virgen,
que estaba en una pared,
esto le dijo un devoto,
postrado a sus santos pies:

Un ángel de culpa libre
quisiera, Señora, ser
para decir de la gracia
la plenitud que tenéis.

De Adán el primer pecado
no vino en vos a caer;
que quiso Dios preservaros
limpia como para él.

De vos el Verbo divino
recibió el humano ser;
que para vuestra limpieza
bastante probanza es.

La carne por el pecado
corrupción vino a tener,
y la vuestra, siempre
Virgen incorruptible se ve.

Condenó a dolores graves
en el parto a la mujer,
y vos Fénix sola fuiste
libre de dolor en él.

Pues quien todas estas leyes
pudo alterar y poner,
¿quién duda de que os librase
de muerte, divina Ester?

Decir que puso y no quiso
parece cosa cruel
y puesto que Dios lo fuera,
con vos no lo había de ser.

Demás que si bien fué gracia,
gracia con justicia fué;
que título tiene della
lo mucho que merecéis.

Que honrar el Hijo a la Madre
derecho divino es:
luego la misma justicia
pudo obligarlo también.

Dios es justicia suprema,
no hay más ley que su querer;
todo cuanto quiere puede,
y esto quiso y pudo hacer.