El Adviento

(Basado en el texto de: ESQUERDA BIFET, Juan, Diccionario de la Evangelización, BAC, Madrid, 1998)

El tiempo litúrgico del adviento

"Adviento" (venida) es el tiempo litúrgico anterior a Navidad, para preparar la venida del Señor. Es el tiempo con que se inicia el año litúrgico. La "memoria" litúrgica indica que el misterio de Cristo acontece en el plano de la gracia. En realidad, en el mundo es siempre "adviento", en cuanto que Jesús resucitado viene todos los días para preparar su venida definitiva o escatológica al final de los tiempos. Adviento forma una unidad con la Navidad y la Epifanía del Señor.

Durante el tiempo litúrgico de adviento, se recuerdan y viven las tres venidas de Cristo su primera venida por la Encarnación y nacimiento, su venida actual y la venida definitiva al final de la historia. La actitud personal y comunitaria respecto a esta triple venida es la que corresponde a la "esperanza" cristiana confianza, deseo, preparación. Es, pues, una espera gozosa y, en cierto modo, "penitencial" (preparando los caminos del Señor).

Textos litúrgicos del adviento

Los textos litúrgicos recuerdan la necesidad de "preparar los caminos", purificándose y cambiando las actitudes, para "revestirse de Cristo" (Gál 3,27; Rom 13,14). Es "tiempo de despertarse del sueño, porque nuestra salvación está cerca" (Rom 13,11). Esos textos contienen, pues, una rica catequesis del adviento las promesas mesiánicas (paz, justicia, relación fraterna, un mundo nuevo); Israel como tipo de la peregrinación hacia el Mesías; la "aparición de la bondad de Dios y su amor a los hombres" en Cristo su Hijo (Tit 3,4); la actitud cristiana de espera atenta, vigilancia, fidelidad al Espíritu Santo, atención a los signos de los tiempos, tensión entre la presencia y el "todavía no"; puesta en práctica de los medios necesarios (oración, lectura de la Palabra, limpieza del alma, sacrificio, limosna).

Figuras bíblicas del adviento

Las figuras del adviento personifican sus contenidos Isaías (la espera en las promesas), Gabriel (el anuncio), Juan Bautista (la preparación inmediata), María (que lleva a Jesús en su seno). Toda la Iglesia, esperando la venida del Señor, se hace, como María, Virgen y Madre que escucha, ora y ama. Jesús de Nazaret colma las esperanzas mesiánicas. La fidelidad de Dios a la humanidad hace posible la respuesta del hombre. El "sí" de Dios hace posible el "sí" de la Iglesia (Alianza). María es ahora el Tipo de la espera eclesial "Los fieles que viven con la liturgia el espíritu del Adviento, al considerar el inefable amor con que la Virgen Madre esperó al Hijo, se sentirán animados a tomarla como modelo y a prepa-rarse vigilantes en la oración y jubilosos en la alabanza, para salir al encuentro del Salvador que viene".

Dimensión misionera del adviento

Viviendo el tiempo de adviento, la comunidad se siente invitada y urgida a la misión de anunciar a Cristo Salvador. Viviendo esta misión, la Iglesia recupera y transmite el gozo del anuncio de la Buena Nueva "Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor" (Luc 2,10-11).

La Iglesia, recorriendo el camino del adviento, se hace signo de esperanza, como "sacramento universal de salvación". En el inicio del tercer milenio del cristianismo, estamos, en cierto modo, en el tiempo de un nuevo adviento, que es tiempo de espera.