En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente:
-Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no venga a ser conocido y descubierto. Mirad, pues, cómo oís; porque al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará.
REFLEXIÓN:
Parecería incongruente con la predicación de Jesús, que ha venido a asistir a los que poco o nada tienen, escuchar de sus labios que al que tenga se le dará, y al que no tenga, aun lo que tenga se le quitará.
Pero Jesús se refiere a su gracia, a los dones y bendiciones que hemos recibido de Dios, y a la necesidad de darle adecuado uso. Estamos llamados a proyectar la luz de Cristo, a ser germen de la masa y provocar el cambio de la sociedad, colaborando para la plena instauración del Reino de Dios.
Si decidimos ser indiferentes en un mundo tan difícil y con tantos anti valores que son publicitados como modernos, a veces llamando conservadores y anticuados a los que perseveran y se oponen a las desviaciones de la sociedad, entonces no estamos proyectando la luz que hemos recibido al ser bautizados.
La luz no es para ser cubierta, sino para iluminar. Si no ponemos la gracia y los dones recibidos de Dios al servicio de la evangelización y la propagación de los ideales enseñados por Cristo, perderemos lo que hemos recibido
¡Es hora de ser luz, manifestando nuestra fe sin temor, vivir los valores del Evangelio, y proclamarlo a los que se encuentran en las tinieblas!
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