Segundas Vísperas del Domingo de la Semana III del Salterio, en el Tiempo de Pascua


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno:

Al fin será la paz y la corona
los vítores, las palmas sacudidas,
y un aleluya inmenso como el cielo
para cantar la gloria del Mesías.

Será el estrecho abrazo de los hombres,
sin muerte, sin pecado, sin envidia;
será el amor perfecto del encuentro,
será como quién llora de alegría.

Porque hoy remonta el vuelo el sepultado
y va por el sendero de la vida
a saciarse de gozo junto al Padre
y a preparar la mesa de familia.

Se fue, pero volvía, se mostraba,
lo abrazaban, hablaba, compartía;
y escondido la Iglesia lo contempla,
lo adora más presente todavía.

Hundimos en sus ojos la mirada,
y ya es nuestra la historia que principia,
nuestros son los laureles de su frente
aunque un día le dimos las espinas.

Que el tiempo y el espacio ilimitados
sumisos al Espíritu se rindan,
y dejen paso a Cristo omnipotente,
a quién gozoso el mundo glorifica. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas. Aleluya.

Salmo 109, 1-5.7. El Mesías, Rey y Sacerdote

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados:
yo mismo te engendré como rocío
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas. Aleluya.

Antífona 2: El Señor envió la redención a su pueblo. Aleluya.

Salmo 110. Grandes son las obras del Señor

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.

Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.

Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.

Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.

Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: El Señor envió la redención a su pueblo. Aleluya.

Antífona 3: Aleluya. Reina nuestro Dios, gocemos y démosle gracias. Aleluya.

Cántico de Apocalipsis 19, 1-7. Las bodas del Cordero

Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos. Aleluya.

Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes. Aleluya.

Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya.

Aleluya. Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido. Aleluya.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Aleluya. Reina nuestro Dios, gocemos y démosle gracias. Aleluya.

Lectura breve: Carta a los Hebreos 10, 12-14

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.

Responsorio breve:

V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.
V. Y se ha aparecido a Simón.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya, aleluya.

Cántico Evangélico (Magníficat):

Antífona:
Ciclo A: Jesús, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, explicó a los discípulos lo que se refería a él en toda la Escritura. Aleluya.
Ciclo B: Los discípulos reconocieron a Jesús al partir el pan. Aleluya.
Ciclo C: Jesús dijo a sus discípulos: «traed de los peces que acabáis de coger.» Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes. Aleluya
Magníficat:

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

(Se repite la antífona correspondiente)

Preces:

Oremos a Cristo, el Señor, que murió y resucitó, y ahora intercede por nosotros, y digámosle:
Cristo, Rey victorioso, escucha nuestra oración.

Cristo, luz y salvación de todos los pueblos,
-derrama el fuego del Espíritu Santo sobre los que has querido que fueran testigos de tu resurrección en el mundo.

Que el pueblo de Israel te reconozca como el Mesías de su esperanza
-y la tierra toda se llene del conocimiento de tu gloria.

Consérvanos, Señor, en la comunión de tu Iglesia
-y haz que esta Iglesia progrese cada día hacia la plenitud que tú le preparas.

Tú que has vencido a la muerte, nuestro enemigo, destruye en nosotros el poder del mal, tu enemigo,
-para que vivamos siempre para ti, vencedor inmortal.

Cristo Salvador, tú que te sometiste incluso a la muerte y has sido levantado a la derecha del Padre,
-recibe en tu reino glorioso a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro...

Oración:

Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.