Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
Nos dijeron de noche
que estabas muerto,
y la fe estuvo en vela
junto a tu cuerpo.
La noche entera
la pasamos queriendo
mover la piedra.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
No supieron contarlo
los centinelas:
nadie supo la hora
ni la manera.
Antes del día,
se cubrieron de gloria
tus cinco heridas.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
Si los cinco sentidos
buscan el sueño,
que la fe tenga el suyo
vivo y despierto.
La fe velando,
para verte de noche
resucitando.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
que estabas muerto,
y la fe estuvo en vela
junto a tu cuerpo.
La noche entera
la pasamos queriendo
mover la piedra.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
No supieron contarlo
los centinelas:
nadie supo la hora
ni la manera.
Antes del día,
se cubrieron de gloria
tus cinco heridas.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
Si los cinco sentidos
buscan el sueño,
que la fe tenga el suyo
vivo y despierto.
La fe velando,
para verte de noche
resucitando.
Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.
Salmodia:
Antífona 1: Cristo, sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Salmo 109, 1-5.7. El Mesías, Rey y Sacerdote
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados:
yo mismo te engendré como rocío
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 1: Cristo, sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Aleluya.
Antífona 2: Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Salmo 113 B. Himno al Dios verdadero
No a nosotros, Señor, no a nosotros,
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios?»
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
Tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor:
Él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
Él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
Él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
bendito seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
sino a tu nombre da la gloria,
por tu bondad, por tu lealtad.
¿Por qué han de decir las naciones:
«Dónde está su Dios?»
Nuestro Dios está en el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas:
Tienen boca, y no hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen;
Tienen manos, y no tocan;
tienen pies, y no andan;
no tiene voz su garganta:
que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos.
Israel confía en el Señor:
Él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
Él es su auxilio y su escudo.
Los fieles del Señor confían en el Señor:
Él es su auxilio y su escudo.
Que el Señor se acuerde de nosotros y nos bendiga,
bendiga a la casa de Israel,
bendiga a la casa de Aarón;
bendiga a los fieles del Señor,
pequeños y grandes.
Que el Señor os acreciente,
a vosotros y a vuestros hijos;
bendito seáis del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
El cielo pertenece al Señor,
la tierra se la ha dado a los hombres.
Los muertos ya no alaban al Señor,
ni los que bajan al silencio.
Nosotros, sí, bendeciremos al Señor
ahora y por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2: Nuestro Dios está en el cielo, y lo que quiere lo hace. Aleluya.
Antífona 3: Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
Cántico de Apocalipsis 19, 1-7. Las bodas del Cordero
Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos. Aleluya.
Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes. Aleluya.
Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya.
Aleluya. Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido. Aleluya.
porque sus juicios son verdaderos y justos. Aleluya.
Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes. Aleluya.
Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya.
Aleluya. Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido. Aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 3: Alabad al Señor, sus siervos todos, pequeños y grandes. Aleluya.
Lectura breve: 2ª Carta a los Tesalonicenses 2, 13-14
Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos amados en el Señor, porque Dios os escogió como primicias para salvaros, consagrándoos con el Espíritu y dándoos fe en la verdad. Por eso os llamó por medio del Evangelio que predicamos, para que sea vuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Responsorio breve:
V. Nuestro Señor Es grande y poderoso.
R. Nuestro Señor Es grande y poderoso.
V. Su sabiduría no tiene medida.
R. Es grande y poderoso.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Nuestro Señor Es grande y poderoso.
Cántico Evangélico (Magníficat):
Antífona (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
2do. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Juan, testigo de la luz, dijo: «Jesús es el Hijo de Dios.»
Ciclo B: Andrés dijo a Simón: «Hemos encontrado al Mesías.» Y lo llevó a Jesús.
Ciclo C: En Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
6to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Quien cumpla y enseñe mi ley será grande en el reino de los cielos.
Ciclo B: El leproso curado empezó a divulgar las maravillas del Señor.
Ciclo C: Dichosos vosotros, cuando proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo: porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
10mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Misericordia quiero y no sacrificios: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
Ciclo B: El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.
Ciclo C: Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
14to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «Mi yugo es llevadero y mi carga ligera», dice el Señor.
Ciclo B: Jesús vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios.
Ciclo C: Los discípulos volvieron muy contentos y dijeron: «Señor, hasta los demonios se nos someten.» Jesús les contestó: «Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
18vo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente.»
Ciclo B: Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna.
Ciclo C: Hermanos, si queréis ser verdaderamente ricos, amad las verdaderas riquezas.
22do. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?
Ciclo B: Escuchad y entended la tradición que os ha dado el Señor.
Ciclo C: Cuando te conviden a una boda, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: «Amigo, sube más arriba.» Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Aleluya.
26to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: No todo el que me dice: «Señor, Señor», sino el que cumple la voluntad de mi Padre entrará en el reino de los cielos. Aleluya.
Ciclo B: «El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa», dice el Señor.
Ciclo C: Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males.
30mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?» Jesús le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón.» Aleluya.
Ciclo B: Jesús dijo al ciego: «Anda, tu fe te ha curado.» Y, al momento, recobró la vista y lo seguía.
Ciclo C: El publicano bajó a su casa justificado, porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Magníficat:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona correspondiente)
Preces:
Demos gloria y honra a Cristo, que puede salvar definitivamente a los que, por medio de él, se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en favor nuestro, y digámosle con plena confianza:
Acuérdate de tu pueblo, Señor.
Señor Jesús, Sol de justicia que ilumina nuestras vidas, al llegar al umbral de la noche, te pedimos por todos los hombres;
-que todos lleguen a gozar eternamente de tu luz, que no conoce el ocaso.
Guarda, Señor, la alianza sellada con tu sangre,
-y santifica a tu Iglesia, para que sea siempre inmaculada y santa.
Acuérdate de esta comunidad aquí reunida,
-y que tú elegiste como morada de tu gloria.
Que los que están en camino tengan un viaje feliz
-y regresen a sus hogares con salud y alegría.
Acoge, Señor, las almas de los difuntos
-y concédeles tu perdón y la vida eterna.
Padre nuestro...
Oración (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
2do. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la oración de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
6to. Domingo Tiempo Ordinario:
Señor, tú que te complaces en habitar en los rectos y sencillos de corazón, concédenos vivir por tu gracia de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
10mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras súplicas y concédenos, inspirados por ti, pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
14to. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido librados de la esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
18vo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ven, Señor, en ayuda de tus hijos, derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
22do. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso, de quien procede todo bien, siembra en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, acrecientes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
26to. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia, derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, para que, deseando lo que nos prometes, consigamos los bienes del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
30mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad, y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.