Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
Retorna victorioso,
la cruz en mano enhiesta, como un cetro,
como llave de entrada al paraíso;
y a su lado retornan los cautivos
vuelto en gozo las lágrimas y el duelo:
¡Jesús entra en el cielo!
Vuelve el Esposo santo;
el hijo más hermoso de la tierra
regresa coronado de su viaje;
y envuelta en su hermosura y su ropaje,
con él la Esposa henchida de belleza:
¡Jesús entra en el cielo!
Mirad al Buen Pastor,
y tras sus huellas ved a su rebaño
que él conduce al frescor de aguas tranquilas;
Jesús, el Compasivo, él nos guía,
y el Pastor se nos brinda en dulce pasto:
¡Jesús entra en el cielo!
Mirad a la esperanza,
porque ha quedado el áncora clavada;
si la tormenta agita el oleaje
no se agite la fe del navegante,
que en la ribera Cristo nos amarra:
¡Jesús entra en el cielo!
Y el Padre goza y goza
porque goza el Hijo en el regazo,
al retorno triunfal de la pelea;
goce la Iglesia, goce en su Cabeza,
y alabe por los siglos al Amado:
¡Jesús entra en el cielo! Amén.
la cruz en mano enhiesta, como un cetro,
como llave de entrada al paraíso;
y a su lado retornan los cautivos
vuelto en gozo las lágrimas y el duelo:
¡Jesús entra en el cielo!
Vuelve el Esposo santo;
el hijo más hermoso de la tierra
regresa coronado de su viaje;
y envuelta en su hermosura y su ropaje,
con él la Esposa henchida de belleza:
¡Jesús entra en el cielo!
Mirad al Buen Pastor,
y tras sus huellas ved a su rebaño
que él conduce al frescor de aguas tranquilas;
Jesús, el Compasivo, él nos guía,
y el Pastor se nos brinda en dulce pasto:
¡Jesús entra en el cielo!
Mirad a la esperanza,
porque ha quedado el áncora clavada;
si la tormenta agita el oleaje
no se agite la fe del navegante,
que en la ribera Cristo nos amarra:
¡Jesús entra en el cielo!
Y el Padre goza y goza
porque goza el Hijo en el regazo,
al retorno triunfal de la pelea;
goce la Iglesia, goce en su Cabeza,
y alabe por los siglos al Amado:
¡Jesús entra en el cielo! Amén.
Salmodia:
Antífona 1: Subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.
Salmo 109, 1-5.7. El Mesías, Rey y Sacerdote
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados:
yo mismo te engendré como rocío
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados:
yo mismo te engendré como rocío
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 1: Subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.
Antífona 2: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya.
Salmo 46
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
Él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.
Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
Él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.
Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.
Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya.
Antífona 3: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Aleluya.
Cántico de Apocalipsis 11, 17-18; 12, 10b-12a
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 3: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Aleluya.
Lectura breve: 1ª Carta de Pedro 3, 18. 22
Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.
Responsorio breve:
V. Subo al Padre mío y Padre vuestro. Aleluya, aleluya.
R. Subo al Padre mío y Padre vuestro. Aleluya, aleluya.
V. Al Dios mío y Dios vuestro.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Subo al Padre mío y Padre vuestro. Aleluya, aleluya.
Cántico Evangélico:
Antífona: Oh Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo, no nos dejes huérfanos, envíanos desde el Padre tu promesa, el Espíritu de la verdad. Aleluya.
Magníficat:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona: Oh Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo, no nos dejes huérfanos, envíanos desde el Padre tu promesa, el Espíritu de la verdad. Aleluya.
Preces:
Aclamemos alegres a Jesucristo, que se ha sentado hoy a la derecha del Padre, y digámosle:
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Oh Rey de la gloria, que has querido glorificar en tu cuerpo la pequeñez de nuestra carne, elevándola hasta las alturas del cielo,
-purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad.
Tú que por el camino del amor descendiste hasta nosotros,
-haz que nosotros, por el mismo camino, ascendamos hasta ti.
Tú que prometiste atraer a todos hacia ti,
-no permitas que ninguno de nosotros viva alejado de tu cuerpo.
Que con nuestro corazón y nuestro deseo vivamos ya en el cielo,
-donde ha sido glorificada tu humanidad, semejante a la nuestra.
Ya que te esperamos como Dios, Juez de todos los hombres,
-haz que un día podamos contemplarte misericordioso en tu majestad, junto con nuestros hermanos difuntos.
Padre nuestro...
Oración:
Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.