Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
¡Luz que te entregas!,
¡luz que te niegas!,
a tu busca va el pueblo de noche:
alumbra su senda.
Dios de la luz, presencia ardiente
sin meridiano ni frontera:
vuelves la noche mediodía,
ciegas el sol con tu derecha.
Como columna de la aurora,
iba en la noche tu grandeza;
te vio el desierto, y destellaron
luz de tu gloria las arenas.
Cerró la noche sobre Egipto
como cilicio de tinieblas;
para tu pueblo amanecías
bajo los techos de las tiendas.
Eres la luz, pero en tu rayo
lanzas el día o la tiniebla:
ciegas los ojos del soberbio,
curas al pobre su ceguera.
Cristo Jesús, tú que trajiste
fuego a la entraña de la tierra,
guarda encendida nuestra lámpara
hasta la aurora de tu vuelta. Amén.
¡luz que te niegas!,
a tu busca va el pueblo de noche:
alumbra su senda.
Dios de la luz, presencia ardiente
sin meridiano ni frontera:
vuelves la noche mediodía,
ciegas el sol con tu derecha.
Como columna de la aurora,
iba en la noche tu grandeza;
te vio el desierto, y destellaron
luz de tu gloria las arenas.
Cerró la noche sobre Egipto
como cilicio de tinieblas;
para tu pueblo amanecías
bajo los techos de las tiendas.
Eres la luz, pero en tu rayo
lanzas el día o la tiniebla:
ciegas los ojos del soberbio,
curas al pobre su ceguera.
Cristo Jesús, tú que trajiste
fuego a la entraña de la tierra,
guarda encendida nuestra lámpara
hasta la aurora de tu vuelta. Amén.
Salmodia:
Antífona 1: Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya.
Salmo 118, 105-112. XIV (Nun). Himno a la ley divina
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero;
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.
lo juro y lo cumpliré:
guardaré tus justos mandamientos;
¡estoy tan afligido!
Señor, dame vida según tu promesa.
Acepta, Señor, los votos que pronuncio,
enséñame tus mandatos;
mi vida está siempre en peligro,
pero no olvido tu voluntad;
los malvados me tendieron un lazo,
pero no me desvié de tus decretos.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón;
inclino mi corazón a cumplir tus leyes,
siempre y cabalmente.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 1: Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor. Aleluya.
Antífona 2: Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Salmo 15. El Señor es el lote de mi heredad
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2: Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.
Antífona 3: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
Cántico de Filipenses 2, 6-11. Cristo, Siervo de Dios, en su misterio pascual
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 3: Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.
Lectura breve: Carta a los Colosenses 1, 2b-6a
Os deseamos la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre. En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Éste se sigue propagando y va dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros.
Responsorio breve:
V. De la salida del sol hasta su ocaso, Alabado sea el nombre del Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, Alabado sea el nombre del Señor.
V. Su gloria sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, Alabado sea el nombre del Señor.
Cántico Evangélico (Magníficat):
Antífona (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
2do. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Aleluya.
Ciclo B: Fueron los discípulos, vieron donde vivía Jesús y se quedaron con él aquel día.
Ciclo C: Había una boda en Caná de Galilea, y Jesús estaba allí, junto con María, su madre.
6to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Ciclo B: Jesús extendió la mano y tocó al leproso, e inmediatamente quedó limpio.
Ciclo C: Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
10mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «Jesús, al pasar, dijo a Mateo, el publicano: «Sígueme.» Él se levantó y lo siguió.
Ciclo B: «Una familia dividida no puede subsistir», dice el Señor.
Ciclo C: A la entrada de Naín, Jesús consoló a una madre viuda, diciéndole: «No llores.»
14to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
Ciclo B: Jesús recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Ciclo C: La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
18vo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Venid, comprad de balde y comed un pan que da hartura para siempre.
Ciclo B: Dios hizo llover maná para el pueblo, y les dio pan del cielo. Aleluya.
Ciclo C: «Guardaos de toda clase de codicia; aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
22do. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: El Hijo del hombre vendrá con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
Ciclo B: Cumplid los mandamientos del Señor, porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos.
Ciclo C: Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios, porque él revela sus secretos a los humildes.
26to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «Si el malvado se convierte de la maldad que hizo, y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida», dice el Señor.
Ciclo B: ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el Espíritu del Señor!
Ciclo C: Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.
30mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: El amor no lleva cuentas del mal; amar es cumplir la ley entera.
Ciclo B: El Señor ha salvado a su pueblo: ciegos y tullidos retornan por un camino llano en que no tropezarán.
Ciclo C: El Señor escucha las súplicas del oprimido; los gritos del pobre atraviesan las nubes hasta alcanzar a Dios.
Magníficat:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona correspondiente)
Preces:
Demos gracias al Señor, que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y, recordando su amor para con nosotros, supliquémosle:
Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.
Padre lleno de amor, te pedimos por el Papa N. y por nuestro obispo N.
-protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia.
Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo,
-para que así tengan también parte en su consuelo.
Mira con bondad a los que no tienen techo donde cobijarse
-y haz que encuentren pronto el hogar que desean.
Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra,
-para que a nadie falte el pan de cada día.
Guarda, Señor, de todo mal a nuestro país,
-para que goce también de paz y prosperidad.
Ten, Señor, piedad de los difuntos
-y ábreles la puerta de tu mansión eterna.
Padre nuestro...
Oración (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
2do. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la oración de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
6to. Domingo Tiempo Ordinario:
Señor, tú que te complaces en habitar en los rectos y sencillos de corazón, concédenos vivir por tu gracia de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
10mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras súplicas y concédenos, inspirados por ti, pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
14to. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido librados de la esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
18vo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ven, Señor, en ayuda de tus hijos, derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
22do. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso, de quien procede todo bien, siembra en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, acrecientes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
26to. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia, derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, para que, deseando lo que nos prometes, consigamos los bienes del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
30mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad, y, para conseguir tus promesas, concédenos amar tus preceptos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.