No le llamo musa

(Salmo 119,130: La explicación de tu palabra ilumina y da inteligencia al ignorante)
No le llamo musa,
mucho más es que eso;
me inspira, confieso,
su verdad profusa,
pues, gracia inclusa,
impulsa alma y seso,
me llega hasta el hueso,
mi espíritu usa;

tu Espíritu planta,
de Ti es tenor,
y, aún falte escritor
o buena garganta,
la obra agiganta
y da su esplendor
si actúa, Señor,
tu Palabra Santa.

Por eso me atrevo
y, oculto en silueta
por no ser poeta,
tu Voz yo promuevo
en versos que elevo
y que hago mi meta.

Amén.