(Salmo 89,12: Tuyo es el cielo, tuya la tierra; tú cimentaste el mundo y todo lo que hay en él)
Nuevo el día,
dice el gallo:
no me callo,
alba mía;
y la luna,
ya cansada:
¡la alborada,
qué oportuna!
Ya llegué,
dice el sol,
a mi rol
retorné.
Fluye brisa
por el monte
y horizonte
aún sin prisa;
y camina,
y camina,
cacarea,
se menea,
la gallina;
otras aves,
aletean,
canturrean
cantos suaves;
sin molestia,
se despierta
bien alerta
ya la bestia;
la alimaña
se resalta,
brinca y salta
danza extraña.
Bien viviente,
la floresta
que está en fiesta,
se resalta,
brinca y salta
danza extraña.
Bien viviente,
la floresta
que está en fiesta,
ya se siente;
y al hombre
la faena
le es amena,
da renombre.
Sinfonía
y armonía;
¡alegría,
Dios da el día!
Amén.