Una samaritana muy sedienta

(Juan 4,7: Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber»)
Una samaritana muy sedienta;
bastante agua tenía en el pozo
pero su vida toda era un destrozo
y sufría afrenta tras afrenta.

Sermoneada con voz cierta aunque tierna,
su corazón late con alborozo
al hablar con Cristo, fuente de gozo,
mientras bebe el agua de vida eterna.