A tus pies

(Lucas 10,38b-36: y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra)
Señor, quiero oír tu saber;
que no me pretendan quitar
de aquí; nadie me alejará;
tu presencia disfrutaré.

Cercano yo quiero que estés
y no es sólo para hablar,
tu amor lo infundes ya
y quiero aprovecharlo bien.

Sin este momento a tus pies
sin sentido sería el afán;
la faena ya luego vendrá,
primero me llena tu ser.

Amén.