(Lucas 1,48b-49: En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!)
gracias por el sí,
¡Espíritu en ti!,
por Dios que venía.
María, María,
del Hijo del Padre,
dulcísima Madre,
también lo seas mía.
María, María,
que ante las barreras
buscaste maneras,
sea esa mi vía.
María, María,
gran misión cumplida;
tu forma de vida
mi espíritu ansía.
María, María,
la dado en Caná
pídele a quien da,
para mi sequía.
María, María,
piloto a Jesús
en repleto bus,
que seas tú mi guía.
María, María,
buena intercesora,
por mí ruega ahora,
este y cada día.
María, María,
la que siempre implora;
en mi final hora,
ruega Virgen mía.
Amén.