Desciende ahora, Espíritu Santo

(Isaías 40,8: La hierba se seca, la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre)
Desciende ahora, Espíritu Santo,
y rebosa con tus dones
a nuestros corazones,
para quitar obnubilación y manto
al mensaje sacrosanto
que en la Santa Palabra expones,
purifique nuestras intenciones
y calme y evite actual y futuro llanto.

Amén.