Dicho de Genadio, patriarca de Constantinopla del 458 al 471:
"No busques la honra mundana en cosa alguna, pues está extinguida para el que la ama. En su momento sopla sobre el hombre como un gran viento, y luego rápidamente, quitándole los frutos de sus buenas obras, se aleja de él burlándose a risotadas de su necedad."