(Marcos 12,10-11: ¿No han leído este pasaje de la Escritura: "La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos"?)
Tú que eres la piedra angular,
anéxame al edificio;
el que, por tu sacrificio,
alberga de Dios, el altar.
Pero mi consistencia es banal,
no estoy hecho de silicio;
por favor hazme propicio,
y digno como un pedernal.
Amén.