(Mateo 14,24: La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra)
Señor, ven pronto a mi barca,
pues temblando estoy del miedo;
disimularlo no puedo,
en mi cara está su marca;
aunque mi oración es parca
e incolora como el suero,
atiéndeme que me muero,
a mi temor, tráeme calma;
en tu amor confío mi alma
pues me quieres y te quiero.
pues me quieres y te quiero.
Amén.