(Lucas 23,34: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen)
Sagrado Corazón, amor
de Dios, sin límite ni fin;
que ni con quien le ha sido ruin,
de faltas, es condenador.
En la cruz, siendo el Redentor,
el perdón mana su pecho
con su sangre en cruento hecho,
en que, amando, muere el Hijo;
salvación con que bendijo
al que acepta ese provecho.
Amén.
Amén.