A mi lado

(Mateo 28,20: yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo)
No, Señor, Tú no te fuiste al exilio;
pues junto a mí hoy, Jesús, caminaste;
 sin considerarme un pesado lastre,
Tú continuaste como diario auxilio.

Al ver un niño, de la vida, inicio,
y en el amor de una madre, me hablaste;
también en quien pidió que le orientase,
y en una fila, en quien urgía sitio.

A mi lado estuviste en el bullicio
del caótico tránsito en la tarde;
al ser tentado Tú te preocupaste;
igual, cuando me sacaban de quicio.

Tu compañía me lleva a actuar con juicio,
sentir tu presencia en cada detalle;
si te busco en la casa o en la calle,
encontraré mucho más que vestigio.

Amén.