(Mateo 25,3: Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite)
Para tener mi lámpara encendida
y rebosante de aceite mi alcuza,
Señor, yo te suplico hoy la ayuda:
mantén mi alma por siempre abastecida
de la esperanza en ti, y siempre viva
para que el cansancio nunca me aturda.
Amén.
Amén.