(Lucas 9,29: Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante)
De tus amigos, aquel terror,
quisiera tenerlo en mi memoria:
Moisés y Elias, sagrada historia;
tus vestiduras en resplandor;
desde la nube, la voz tenor
que, de tu Palabra, la victoria,
ya anunciaba como trayectoria
de poder vencer al tentador.
Transfigúrame a mi, por favor,
te pido, como pausa expiatoria
que sea una linea divisoria
y, con fe, seguirte con ardor;
y, lleno de Ti, tras el sopor
habiendo contemplado tu gloria,
a todos, con jubilosa euforia,
anunciarles que Tú eres Señor.
Amén.