No quiero desesperanza

(Mateo 9,23-24: Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: «Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme». Y se reían de él)
No quiero desesperanza,
la barca trajo bonanza
que a todos da el amigo
que confío vendrá conmigo;
en Él pongo la esperanza
que la fe es la que alcanza;

acallen los alaridos,
que parecen ser aullidos;
tampoco quiero tristeza
pues disminuye la certeza.

Amén.