Santifiquemos el mundo

(Juan 17,18: Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo)
Santifiquemos el mundo
enseñándoles la verdad,
la santa Palabra que da
la salvación como fruto.

Es el mensaje fecundo
que, enviados, vamos a llevar
donde lo que impera es maldad
y el amor no abunda mucho.

Vayamos ya en conjunto;
salgamos en misión santa;
siendo Cristo quien nos manda,
asegurado está el triunfo.

Amén.