En el momento de tu hora

(Juan 7,30: Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora)
En el momento de tu hora,
en el que pareces silente,
cuando la maldad aflora
y errada se cree triunfante;
pero así pasa a la aurora
cuando apagada parece
pero a la noche derrota
porque la luz siempre vence.
Mejor aún, tu victoria
no es cíclica, es por siempre;
no hay lágrima mortuoria
porque derrota la muerte.

Sea mi actitud decisoria
a Jesús, hoy, conocerle:
el Hijo que, con la gloria
del Padre, por mí es que muere.

Amén.