(Marcos 8,11; Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo)
Sí, les diste una señal
y fue tu propia presencia,
del Padre, divina esencia,
cuando viniste a salvar.
Pero al quererte tentar,
débil eres, ellos piensan,
y sus intenciones muestran:
pronto matarte querrán.
Yo no te pido señal;
me aparto de esa condena
por necio, al ponerte a prueba.
¡Tu amor!, ¿qué más he de buscar?
Amén.
y fue tu propia presencia,
del Padre, divina esencia,
cuando viniste a salvar.
Pero al quererte tentar,
débil eres, ellos piensan,
y sus intenciones muestran:
pronto matarte querrán.
Yo no te pido señal;
me aparto de esa condena
por necio, al ponerte a prueba.
¡Tu amor!, ¿qué más he de buscar?
Amén.