Sucio por dentro y enfermo por fuera

(Marcos 2,3: Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres)
Sucio por dentro y enfermo por fuera,
llegar hasta ti, no creo que pueda;
oyeron de ti, me han dado esperanza,
y me conducen con mucha confianza.

Eres respuesta a mi larga espera,
llegar hasta ti es anhelo que queda.
¡Obstáculos!, ¿será vano este intento?;
¡muchas caídas que son desalientos!

Se animan, me animan, vamos, ahí vamos...
caemos, ya seguimos... cerca estamos;
mucho el esfuerzo, pero hemos llegado;
ante tus pies ya me encuentro postrado;
te apenas, Señor, y mi alma me lavas
y, sin ser poco, el cuerpo me sanas.