Lectura orante del Evangelio del Jueves de la Semana 31 del Tiempo Ordinario: Lucas 15,1-10


Ilumina, Señor, nuestras mentes, llénanos con el fuego de tu Santo Espíritu para orar tu Palabra y hacerla vida en nuestro caminar de fe. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 15,1-10: En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos».

Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

b) Contexto histórico y cultural

Criticado por los fariseos y escribas, debido a que acogía a pecadores y publicanos, Jesús pronuncia, en el capítulo 15 del Evangelio según San Lucas, tres parábolas acerca de la misericordia de Dios por los pecadores, y de la alegría en el Cielo cuando éstos se convierten; el pasaje bíblico de hoy presenta dos de esas parábolas.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Oveja perdida

Por novedad, otro pasto
buscar, de amparo es malgasto;
sin un adiós, escondida
la salida, como huida;

en un instante ya hay daño:
se está lejos del rebaño;
como una oveja perdida,
arriesgada está la vida

que se torna en un fracaso
al no reencontrar el paso;
la amenaza ya existía,
el peligro ya sentía.

¡Lejos he ido, demasiado!
Pastor, ven pronto a mi lado;
 perdóname la osadía;
 fue un error, y lo sabía.

Y me dices, perdonado:
ven a mí oveja perdida,
por ti yo entrego la vida
aun sabiendo que has errado;
tu llamada he esperado,
ansioso, porque eres mía;
el rebaño se moría
y triste estaba también
pues faltabas de las cien;
desde hoy, plena es mi alegría.

3. Oración

Protégeme, Señor,
de tantos lobos que amenazan tu rebaño;
y ayúdame a mantenerme en tu redil,
protegido por ti,
como buen Pastor que eres.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A alegrarme por la misericordia de Dios
considerándome parte del rebaño,
me invita el Señor hoy;
a reconocerme redimido, rescatado por él;
integrarme al rebaño que es su Iglesia,
entendiendo que apartarse implica riesgos, acechanzas y peligros;
a trabajar por la unidad y consolidación del rebaño,
y a ayudar a aquellos que están alejados a volver al redil.
Para esas acciones cuento tu ayuda, Señor.
Amén.