Lectura orante del Evangelio del Lunes de la Semana 17 del Tiempo Ordinario: Mateo 13,31-35


Infunde en nosotros, Señor, la acción de tu Espíritu Santo en este tiempo que dedicaremos a la oración con tu Palabra; necesitamos que nuestro entendimiento se acreciente al leer el texto del Evangelio de este día, y que el corazón de cada uno de nosotros reciba tu mensaje con un gozo tal, que nos conduzca a convertirlo en obra en nuestra vida. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Mateo 13,31-35: En aquel tiempo, Jesús propuso todavía otra parábola a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».

Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: ‘Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo’.

b) Contexto histórico y cultural

Sigue, Jesús, exponiendo a sus seguidores sus sabias enseñanzas en forma de parábolas; la temática continua siendo acerca del Reino de los Cielos. Son las parábolas del Reino.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Despierta tu durmiente

Creciendo está sin cesar;
es el Reino entre nosotros,
que se ha tornado grandioso
y nadie podrá parar.

Ya no se puede ignorar;
surgió en un lugar remoto
en un despoblado soto
en las montes de Judá.

Dentro de cada uno está;
aunque a veces es latente,
cuando su momento llegue
su simiente brotará.
¡Encárgate que sea ya,
despertando tu durmiente!

Amén.

3. Oración

De tu Reino soy

De tu Reino soy,
porque me salvaste, Señor;
en tu Reino estoy,
por el Bautismo, Señor;
y a tu Reino voy
con tu auxilio, Señor.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A luchar por ser parte del Reino de los Cielos,
que Jesús ha hecho presente entre nosotros,
estoy llamado en este día;
¡del Reino del Cielo,
ciudadano soy!
Gracias, Señor.
Amén.