Lectura orante del Evangelio del Sábado de la Semana 6 del Tiempo Ordinario: Marcos 9,2-13


Auxílianos, Señor, con tu Espíritu Santo, en este tiempo en que estaremos orando con tu Palabra, para entender el mensaje que nos trae, y disponernos a aplicarlo en nuestra vida. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Marcos 9,2-13: En aquel tiempo, Jesús toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.

Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías»; pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados. Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle». Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.

Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de "resucitar de entre los muertos".

Y le preguntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?». Él les contestó: «Elías vendrá primero y restablecerá todo; mas, ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será despreciado? Pues bien, yo os digo: Elías ha venido ya y han hecho con él cuanto han querido, según estaba escrito de él».

b) Contexto histórico y cultural

Luego de haber recorrido ampliamente la región de Galilea, con eventuales incursiones en los territorios paganos aledaños, Jesús está a punto de emprender un crucial viaje a la región de Judea y a la capital Jerusalén, donde le espera la cruz. En este pasaje de la transfiguración, el objetivo de Jesús es mostrar un avance de su gloria a los tres discípulos más cercanos a él, para fortalecer la fe de ellos, ante la prueba que habrían de pasar al tener que ver a su maestro sufriendo en la cruz.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

De tus amigos, aquel terror

De tus amigos, aquel terror,
quisiera tenerlo en mi memoria:
Moisés y Elias, sagrada historia;
tus vestiduras en resplandor;
desde la nube, la voz tenor
que, de tu Palabra, la victoria,
ya anunciaba como trayectoria
de poder vencer al tentador.

Transfigúrame a mi, por favor,
te pido, como pausa expiatoria
que sea una linea divisoria
y, con fe, seguirte con ardor;
y, lleno de Ti, tras el sopor
habiendo contemplado tu gloria,
a todos, con jubilosa euforia,
anunciarles que Tú eres Señor.

Amén.

3. Oración

Contemplar

Señor, ¡contemplar, pueda yo, tu gloria!;
manifiéstate a mi como a aquellos tres
y ese anticipo que diste en la historia
a ellos, también a mí Tú me lo des
hoy, y que sea constante esa euforia.

Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A escuchar al Hijo amado del Padre,
y a contemplar su gloria,
estoy llamado en este día.
Tu Santo Espíritu me ayude a hacerlo, Señor.
Amén.