Lectura orante del Evangelio del Martes de la Semana 2 de Adviento: Mateo 18,12-14


Ilumina, Señor, nuestras mentes, llénanos con el fuego de tu Santo Espíritu para orar tu Palabra y hacerla vida en nuestro caminar de fe. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Mateo 18,12-14: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, les digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de su Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños».

b) Contexto histórico y cultural

Estando en el territorio de Galilea, Jesús habla a sus discípulos con un conjunto de enseñanzas que son de orden comunitario y que en algunos casos se refiere a las actitudes a tener entre los miembros de esa naciente comunidad de donde luego surgiría la Iglesia. El lenguaje es llano, basado en ejemplos provenientes de la cultura del pueblo. El pastoreo de ovejas, al ser propio de esa región, era entendido por todos; de ahí el ejemplo relatado en el pasaje de hoy para resaltar la importancia de poner atención a aquellos que se alejan del grupo; lo cual también aplica a aquellos que por cualquier causa nunca han sido parte de la comunidad, pero que el objetivo es que también reciban la Buena Noticia e incorporarlos ya que el Reino de Dios es para todos.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Oveja perdida

Por novedad, otro pasto
buscar, de amparo es malgasto;
sin un adiós, escondida
la salida, como huida;

en un instante ya hay daño:
se está lejos del rebaño;
como una oveja perdida,
arriesgada está la vida

que se torna en un fracaso
al no reencontrar el paso;
la amenaza ya existía,
el peligro ya sentía.

¡Lejos he ido, demasiado!
Pastor, ven pronto a mi lado;
 perdóname la osadía;
 fue un error, y lo sabía.

Y me dices, perdonado:
ven a mí, oveja perdida;
por ti yo entrego la vida
aun sabiendo que has errado;
tu llamada he esperado,
ansioso, porque eres mía;
el rebaño se moría
y triste estaba también
pues faltabas de las cien;
desde hoy, plena es mi alegría.

3. Oración

Protégeme, Señor,
de tantos lobos que amenazan tu rebaño;
y ayúdame a mantenerme en tu redil,
protegido por ti,
como buen Pastor que eres.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A alegrarme por la misericordia de Dios
considerándome parte del rebaño,
me invita el Señor hoy;
a reconocerme redimido, rescatado por él;
integrarme al rebaño que es su Iglesia,
entendiendo que apartarse implica riesgos, acechanzas y peligros;
a trabajar por la unidad y consolidación del rebaño,
y a ayudar a aquellos que están alejados a volver al redil.
Para esas acciones cuento tu ayuda, Señor.
Amén.