Lectura orante del Evangelio del Jueves de la Semana 2 de Adviento: Mateo 11,11-15


Que tu Palabra nos hable, Señor, y que con el auxilio del Espíritu Santo la podamos convertir en vida. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Mateo 11,11-15: En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad les digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si quieren admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga».

b) Contexto histórico y cultural

Estando en la cárcel Juan el Bautista, antes de su asesinato por orden de Herodes, habiendo oído hablar de las obras de Jesús, ha mandado a dos de sus discípulos a preguntarle a éste si él era el que habría de llegar o debían esperar a otro. Luego de responder a los emisarios que cuenten a Juan lo que está aconteciendo, el Señor se dirige a la multitud que le sigue hablándoles sobre el Bautista y su función de predecesor del Mesías.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Así como el Bautista

Quisiera yo esperarte
sabiendo que vendrás,
así como el Bautista;
incluso inquietarme
ansiando tu llegada,
así como el Bautista;
en la humildad amarte
sin buscar riquezas,
así como el Bautista;
poner el ego aparte
sin buscar grandezas,
así como el Bautista;
formar comunidades
que escuchen tu Palabra,
así como el Bautista;
a todos anunciarte
con los hechos de mi vida,
así como el Bautista;
sufrir sin que me espante
sólo por tu causa,
así como el Bautista;
y la vida entregarte
para acceder al Reino,
así como el Bautista.

Amén.

3. Oración

Dame, Señor, la valentía
de anunciarte en todos los ambientes
y estar dispuesto a vivir tu Evangelio.
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A la valentía apostólica me compromete la Palabra de hoy,
a no temer a los que pueden matar el cuerpo y enmudecer la voz;
y a estar siempre dispuesto a anunciar la venida del Señor...
hasta que Él vuelva.
Amén.