oh Rey del Cielo,
y vienes a una gruta al frío y al hielo.
Oh Niño mío divino,
yo te veo aquí temblando;
ah, ¡cuánto te costó haberme amado!
A ti que eres del mundo
el Creador
faltan vestido y fuego, ¡oh mi Señor!
Querido niño elegido,
esta misma pobreza más me enamora;
ya que el amor te hizo aún más pobre.