¡Oh ánima mía!

(De "Exclamaciones del Alma a Dios" por Santa Teresa de Jesús)
¡Oh ánima mía! Deja hacerse la voluntad de tu Dios; eso te conviene.
 Sirve y espera en su misericordia, que remediará tu pena,
cuando la penitencia de tus culpas haya ganado algún perdón de ellas;
no quieras gozar sin padecer.
¡Oh verdadero Señor y Rey mío!, que aun para esto no soy,
si no me favorece vuestra soberana mano y grandeza,
que con esto todo lo podré.