¡Oh bendita, que hallaste gracia, engendradora de la vida, Madre de la salud!,
humildemente te suplicamos que por ti nos reciba el que por ti fue dado a nosotros.
Excuse tu santidad e integridad acerca de Él las culpas de nuestra corrupción;
y tu humildad, agradable a Dios, nos alcance perdón de nuestra soberbia;
tu copiosa caridad cobije la muchedumbre de nuestros pecados,
y tu gloriosa fecundidad nos haga a nosotros fecundos de merecimientos.
Señora nuestra, medianera nuestra, reconcílianos con tu Hijo bendito,
alcánzanos de Él gracia para que, salidos de este destierro,
nos lleve donde gocemos de su santísima gloria.