Tus Escrituras sean mis castas delicias

(De "Confesiones" por San Agustín)
Que yo te sacrifique la servidumbre de mi inteligencia y de mi lengua;
mas dame qué te ofrezca, porque soy pobre y necesitado
y tú rico para todos los que te invocan,
y que seguro tienes cuidado de nosotros.
Circuncida mis labios interiores y exteriores de toda temeridad y de toda mentira.
Tus Escrituras sean mis castas delicias:
ni yo me engañe en ellas ni con ellas engañe a otros.
Atiende, Señor, y ten compasión;
Señor, Dios mío, luz de los ciegos y fortaleza de los débiles
y luego luz de los que ven y fortaleza de los fuertes,
atiende a mi alma, que clama de lo profundo, y óyela.
Porque si no estuvieren aun en
lo profundo tus oídos, ¿adonde iríamos, adonde clamaríamos?