¡Oh Señor!, confieso vuestro gran poder.
Si sois poderoso, como lo sois,
¿qué hay imposible al que todo lo puede?
Quered Vos, Señor mío, quered,
que aunque soy miserable, firmemente creo que podéis lo que queréis,
y mientras mayores maravillas oigo vuestras y considero que podéis hacer más,
más se fortalece mi fe y con mayor determinación creo que lo haréis Vos.
¿Y qué hay que maravillar de lo que hace el Todopoderoso?
Bien sabéis Vos, mi Dios, que entre todas mis miserias nunca dejé de conocer vuestro gran poder y misericordia.
Válgame, Señor, esto en que no os he ofendido.
Recuperad, Dios mío, el tiempo perdido con darme gracia en el presente y porvenir,
para que parezca delante de Vos con vestiduras de bodas,
pues si queréis podéis.