la Iglesia nos sumerge en tu misterio;
te confesamos y te bendecimos,
Señor, Dios nuestro.
Como un río en el mar de tu grandeza,
el tiempo desemboca en hoy eterno,
lo pequeño se anega en lo infinito,
Señor, Dios nuestro.
Oh Palabra del Padre, te escuchamos:
Oh Padre, mira el rostro de tu Verbo;
Oh Espíritu de Amor, ven a nosotros;
Señor Dios nuestro.
¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!
Haced de nuestras almas vuestro cielo,
llevadnos al hogar donde tú habitas,
Señor, Dios nuestro.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu:
fuente de gozo pleno y verdadero,
al Creador del cielo y de la tierra,
Señor, Dios nuestro.
Amén.
Amén.