Es ingenioso en hacer lo que es más agradable a Dios y no hay nadie que lo iguale;
es feliz cuando puede anonadarse y arder como un sacrificio puro.
Cuanto más se entrega, tanto más es feliz.
Además, nadie sabe presentir los peligros desde tan lejos como él;
sabe quitar la máscara y sabe con quién trata.