Leyendo el evangelio, no puedo menos de sonreír ante
los que nos dicen que estamos viciando a los pobres
al ofrecerles nuestro servicio gratuito.
(Nosotras emitimos un voto especial de servir de todo corazón
a los pobres sin recibir nada por ello).
Pienso que nadie nos ha dado más que Dios,
que nos lo da todo gratuitamente.
(No está mal que haya por lo menos una congregación que vicia a los pobres,
cuando todos vician a los ricos).