Recordad a todos,
y de modo especial a tantos padres y a tantas madres de familia que se dicen cristianos,
que la "vocación",
la llamada de Dios,
es una gracia del Señor,
una elección hecha por la bondad divina,
un motivo de santo orgullo,
un servir a todos gustosamente por amor de Jesucristo.