y hasta gozar por amor.
Así arrojaré flores delante de tu trono.
No encontraré ni una sola en mi camino que no deshoje para ti.
Y además, al arrojar flores, cantaré
(¿puede alguien llorar mientras realiza una acción tan alegre?),
cantaré aún cuando tenga que coger las flores entre las espinas,
y tanto más melodioso será mi canto,
cuantas más largas y punzantes sean las espinas.