¡Oh Señor mío!,
¿cómo os osa pedir mercedes quien tan mal os ha servido y ha sabido guardar lo que le habéis dado?
¿Qué se puede confiar de quien muchas veces ha sido traidor?
Pues ¿qué haré, consuelo de los desconsolados y remedio de quien se quiere remediar de Vos?
¿Por ventura será mejor callar con mis necesidades, esperando que Vos las remediéis?
No, por cierto;
que Vos, Señor mío y deleite mío,
sabiendo las muchas que habían de ser y el alivio que nos es contarlas a Vos,
decís que os pidamos y que no dejaréis de dar.