Sabemos de una triple venida del Señor.
Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia.
Aquellas son visibles, pero ésta no.
En la primera, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres,
cuando, como atestigua él mismo, lo vieron y lo odiaron.
En la última, todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron.
La intermedia, en cambio, es oculta,
y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan.
De manera que, en la primera venida, el Señor vino en carne y debilidad;
en esta segunda, en espíritu y poder;
y, en la última, en gloria y majestad.