Bendito sea el Señor, en el cielo y en la tierra

Pensamiento de san Agustín de Hipona
¡Dios mío!, que yo te recuerde en acción de gracias y confiese tus misericordias sobre mí.
Que mis huesos se empapen de tu amor y digan:
Señor: ¿quién semejante a ti ?
Rompiste mis ataduras;
sacrifíquete yo un sacrificio  de alabanza.
Contaré cómo las rompiste, y todos los que te adoran dirán cuando lo oigan:
Bendito sea el Señor, en el cielo y en la tierra,
grande y admirable es el nombre suyo.