Cuando sufrimos al comprobar nuestra pobreza es necesario que ofrezcamos a Dios las obras de los demás,
y ahí está precisamente la ventaja de la comunión de los santos.
Taulero dijo: "Si amo el bien que hay en mi prójimo, tanto como pueda amarle él mismo, ese bien es tan mío como suyo, y si lo amo más, es más mío que suyo".
Mediante esta comunión puedo enriquecerme con todo el bien que hay en el cielo y en la tierra,
en los ángeles y en todos los que aman a Dios.