Sobre la oración

(Texto de san Agustín)
Lejos de la oración las muchas palabras;
pero no falte la oración continuada,
si la intención persevera fervorosa.
Hablar mucho en la oración es tratar una cosa necesaria con palabras superfluas:
orar mucho es mover, con ejercicio continuado del corazón, 
a aquel a quien suplicamos,
pues, de ordinario, este negocio se trata mejor con gemidos que con discursos,
mejor con lágrimas que con palabras.