Te doy gracias, Señor de los Cielos,
todas las mañanas,
porque me has regalado la vida,
y, por su camino,
con tu sombra de amor me acompañas.
Te doy gracias, también, a menudo,
creador de las almas,
porque das a mi espíritu vuelos
y, también, la fuerza
que mantiene el batir de sus alas.
Te doy gracias por el sol que nace
anunciando la nueva jornada,
con su luz, que arrebola las flores
y las mieses grana.
Por la lluvia que cae de tus cielos
y los campos baña,
y arroyuelos y fuentes ,mantiene
en continuo fluir de esperanzas.
Por la madre, que espera amorosa,
por la esposa, que en todo se afana,
por los hijos, que dan y que quitan,
y entregan caricias
a cambio de lágrimas.
Por la breve mudanza del tiempo,
que a cada pasado
promete un mañana.
Por el arte y la ciencia y por todo
lo que, a manos llenas,
tu infinito poder nos regala.